La Guerra en Siria no debería ser vista como una cuestión política lejana y compleja. Es una catástrofe cercana y humana; la mayor a la que se enfrenta el mundo hoy. Son nuestros niños. Y están muriendo. ¿Dónde está la indignación?
Noor es una embarazada en estado avanzado,
de 22 años, con un aire de alivio en su mirada. Llegó hace apenas
dos semanas, hambrienta y exhausta, al campo de refugiados de Zaatari
en Jordania, acompañada de sus tres hijos. El hambre finalmente hizo
lo que la incesable violencia no había logrado hasta entonces y les
obligó a dejar su casa porque sencillamente no había nada más que
comer. Caminaron durante cinco noches, temerosos de hacerlo durante
el día por miedo a los bombardeos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario